El sello de la mano nos trae la posibilidad de transformarnos para lograr la sanación.
Es una energía que te lleva a estar atento a los portales que nos llevan a dar saltos cuánticos, porque la mano nos lleva al instante, a la oportunidad, a esa ventana que se abre solo por un segundo, pero que si lo aprovechamos es el momento en que se nos posibilita el cambio, la transformación que necesitamos.
Si bien la energía de la mano se entiende como la energía de la realización, de la sanación, del manejo de situaciones y personas, de la conducción de esta oportunidad, es necesario conectarse para todo esto al escenario previo al realizar y sanar. Y esto se refiere a la capacidad para poder soltar.
Oportunidad y acción pero si soltamos lo que ya hemos realizado en el pasado. Porque si tenemos las manos llenas no podremos aprovechar las nuevas oportunidades, no podremos “agarrar” esa oportunidad y accionar en el instante. La mano no puede retener nada. No se puede agarrar a nada para la eternidad.
La vida es un hilván de instantes, conectados unos con otros, y es cambio, transformación en movimiento. No se puede acaparar porque aquello que intentamos retener se nos va a ir de las manos, más tarde o más temprano.
La única manera de acceder a la sanación es permitirnos soltar.
Soltar porque no podemos poseer nada, nada es nuestro para siempre.
Soltar porque soltar es vivir ese instante y fluir en la transformación que nos presenta cada situación que elegimos. Si retenemos nos lastimamos y lastimamos a otros, el soltar nos permite estar con las manos libres para poder actuar en el instante de decisión.