Estamos viviendo la energía del Guerrero y en nuestro artículo anterior explicamos en que consiste.
Aquí les comento algunas cosas para tener en cuenta a la hora de decir, bueno, y ¿como hago?
Primero es importante que cada uno busque su conexión con lo divino, a su manera, encontrar que acción es lo qué más lo acerca a esa conexión y obviamente practicarla, al menos una vez al día unos minutitos.
En segundo lugar hay que escucharse, y confiar en uno mismo. A veces ni nos creemos, sabemos que sabemos pero no nos creemos. Entonces escucharse y creerse.
Al escucharse, seguir las sincronicidades, esas que algunos llaman “señales”, o “coincidencias”.
El desafío va a ser flexibilizarse para poder escucharlas y seguirlas, estar abiertos y atentos a ellas. Siempre están, solo que a veces estamos muy ocupados haciendo muchas cosas a la vez que perdemos nuestro eje.
Cuando uno se escucha también puede VERSE mejor, ver su propia situación y que es necesario que se replantee.
Luego del replanteo es hora de actuar y aunque me parezca loco eso que escuché dentro de mi y sentí que debía hacerlo, asumirlo, arriesgarme a realizar los cambios que sean necesarios.
Así sentiremos que conectamos con aquello que realmente nos ilumina, nos sentimos más conectados, mucho más conectados y somos capaces de autovalorarnos.
Cuando uno se dispersa haciendo muchas cosas al mismo tiempo corremos el riesgo de n escuchar que es lo que necesita nuestra alma, de que necesitamos alimentarnos, tanto física como espiritualmente, de que cosas nos llenamos, que buscamos para satisfacernos y o de que tipo de personas nos rodeamos.
Cuando necesitamos comunicarnos con los demás es importante tener en cuenta el presente más que nada y ser lo más claros posibles, directos.
Por eso es importante escucharse primero uno para ver que quiero comunicar al otro y conectarme con mi fuerza interna, con mi intuición y escuchar al cuerpo para encontrar el momento oportuno para hacerlo.
El darnos cuenta que hemos estado atento a todos los detalles, despierto y conectados, nos dará la sensación de haber cumplido la misión, y lo identificaremos cuando nos sintamos expandidos y felices.
La misión aporta felicidad. Nunca una misión nos dará insatisfacción. Si no esa no era mi misión y algo falló en todo este proceso de replanteos y de CONFIANZA.