Vivimos la Energía del Mono, desde el 19 hasta el 31 de Enero.
Vivir esta onda encantada, no es igual que otras porque el mono 1 está en el centro del Tzolkin. Es una oportunidad para la transformación y el cambio.
La energía del mono es la que permite transformarnos desde el juego, desde generar nuestra propia magia, nuestra propia ilusión. Te conecta con el niño interno, y permite deshacernos de estructuras rígidas, para que, a través de la exploración, la curiosidad, y el permitirnos sorprendernos, podamos investigar dentro de nosotros mismos. Poder atravesar esas capas que nos ponemos para el afuera, y conectarnos con nuestros anhelos más profundos, con lo que realmente deseamos y así poder transformarnos.
El mono es alegría, risa, diversión, nos permite tomarnos la vida “más a la ligera”, no porque no sea importante, sino entendiendo que toda nuestra realidad, no es más que el juego que hemos decidido elegir para nuestra evolución.
Y como es un juego hay que animarse a jugarlo a fondo, pero siempre siendo conscientes que lo único que hacemos es jugar. Que todo es ilusión y está allí convocado por uno para crecer.
Teniendo esto presente uno puede relajarse y disfrutar, podemos aceptarnos y aceptar las situaciones que atravesamos, porque son parte de nuestro crecimiento. Podemos mirar las cosas a través de los ojos de niño, sentir con corazón de niño, y así sin restricciones, permitirte crear a través del juego las realidades que uno se propone.
El mono es tremendamente inteligente, observador, profundiza, necesita comenzar a escarbar y ver que es lo que se encuentra detrás de la fachada de las cosas, quiere ver cual es el juego que se esconde detrás del juego.
El recaudo a tener presente es no perderse en el juego. Saber que jugamos pero no terminar enredados en lo que hemos creado, pensando que eso es lo “real”. Otro recaudo a tener en cuenta es no caer en demasiada superficialidad, en las imágenes que creamos creyéndonos que eso es lo más importante para nosotros o lo esencial.
El mono nos invita a soltarnos y a soltar y a jugar con el niño interno, más libremente, desde un lugar de amor, con la conciencia de que este es tu juego y podemos elegir como lo vamos a jugar. De esta manera podremos también entrar y salir del juego a medida que sea necesario, sin perder nuestro centro.
Los saludo deseándoles que en estos días se diviertan mucho, hasta lograr reírse hasta de si mismos.
¡Paz, risas y disfrute!