Hoy les quiero compartir algo que escribió alguien a quien valoro mucho, creadora del Sistema de Río Abierto en Buenos Aires y en otros países, María Adela Palcos, en su libro,”Del cuerpo hacia la luz”.
El hábito de meditar se popularizó mucho con el advenimiento de la New Age, y, en general las formas de meditar provienen de oriente. Al menos éstas son las técnicas más difundidas. En parte, a través de los libros de Castañeda se empezaron a conocer otras maneras de meditar que no son orientales, pero están menos difundidas, y probablemente menos valorizadas. También sucede que en el experimentar distintas técnicas muchos occidentales fueron creando sus propias formas y técnicas.
María Adela dice, y lo comparto, algo así:
Siento mucho respeto por las formas orientales y por las otras, aunque creo que el hombre occidental, difiere del oriental y que nosotros como americanos tenemos nuestras propias necesidades que son más a fines al continente en el que hemos nacido.
Las técnicas orientales bajan e nivel de estrés, esto es muy positivo, pero a veces llevan a una desconexión con el mundo que no me parece conveniente. Hay un tipo de ideología que ensalza a los centros superiores y rebaja la de los inferiores, esta misma forma de nombrarlos ya los califica, pero a mi entender todos son importantes y necesarios justamente para estar enraizados en este plano, en el planeta, en el cuerpo, en este mundo material, sin perdernos ni desconectarnos de lo cósmico.
Entonces parece que esas técnicas orientales, que no son ellas en si sino quienes a veces las practican, entran en una especie de “dormidera” que hace que la persona se desconecte, creyendo estar conectada, del mundo interior y del exterior, entonces se puede caer en la ciencia que están haciendo algo “espiritual” en un pretexto para no meterse en lo que tienen que hacer y resolver.
Los orientales tiene una tónica muy diferente a la nuestra, genéticamente y por el tipo de alimentación. Además se crían en un ambiente devocional y religioso que se respira en el aire. Hay una gran facilidad para dejar las pasiones y deseos, que nosotros no tenemos. Nos han acicateado desde niños con la competencia por ser los mejores, los que consiguen mayores logros, con ganarle a los demás, con ganarle a los demás. Este mensaje, así lo hayamos recibido directamente o de manera subliminal, es contradictorio con el de la aceptación de la voluntad divina.
Estamos muy cargados de energías emocionales que es necesario descargar realizando alguna tarea específica, antes de pretender que la meditación las sublime. Muchas personas no están capacitadas para transformarse únicamente con la meditación, es necesario que realicen otro tipo de trabajo sobre si. Hay gente que puede hacerlo pero mucha otra gente necesita de ambas cosas para lograrlo.
Sería necesario entonces que cada uno de nosotros pudiéramos pensar que hacemos para descargar nuestras cuestiones emocionales y de que manera podemos crear nuestra propia meditación, o conexión con lo divino.
Yo comparto estas ideas plenamente con ella y me parece que cada uno tiene que buscar su propia manera de conexión pero es importante que lo hagamos. Entonces que nos quede la pregunta…
¿Cuál es tu forma de meditar? De qué manera te conectas con lo divino?