Una Anécdota Sincrónica

Ayer me sorprendí a mi misma haciendo algo que en primera instancia no entendí.

Me vino a la mente un recuerdo, muy fuerte, de una situación del pasado, que ya no recordaba habitualmente. Y tuve el impulso de ir a un lugar de la ciudad que me ligaba a esa situación.
¿Me pregunte a mi misma para que hacia eso?

¡No entendí que sentido podría tener!
Mas tarde, me encontré con una persona que tenía relación a esa situación también.
Cuando estuve tranquila en mi casa el recuerdo me seguía resonando y tuve la intuición de ir a mirar que día era en el calendario maya.
Era un día mono 2, de la onda encantada en curso, la del Perro, la misma energía de la persona que estaba recordando. Quiero decir que el kin del día era el mismo kin de nacimiento de la persona. Yo no lo sabía pero al mirar el almanaque me di cuenta.
Y así nos pasa con este sincronario maya. A su luz podemos comprender que nos percibimos hasta sin saberlo conscientemente, estando conectados aparentemente mas allá del tiempo gregoriano. Del tiempo cronológico.
¡Sincronicidad pura!
¿Es la persona entonces o somos como personajes en movimiento realizando experiencias para nuestra evolución y como una cuestión de encuentro de energías?
Me di cuenta que la aparición de esos recuerdos me hicieron recapitular un tema que creía olvidado.
En estos días estamos viviendo la Onda Encantada del perro y esta nos ayuda a aceptar, a amigarnos con nosotros mismos. A sernos fieles a nosotros mismos. Aceptar, trascendiendo el enojo.
Aceptar, para amarse sanándonos.
Aceptar.
Estas sincronicidades me ayudan a verme, para aceptarme, para hacerme amiga de esas cosas de mi historia que no me agradan y para no hacerme la distraída.

La aceptación es la comprensión de quienes somos real y completamente y esa comprensión nos permite la reconciliación con nosotros mismos, con los demás y con la situaciones que vivimos. La sincronidad me hizo pensar en la Teoría de Carl Yung.

¡Buena Onda del perro!

¡Hasta la próxima!

¡Abrazo de Luz!

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